resumen

Comienza 2020 y comienza también la tan comentada Zona de Bajas Emisiones, lo limitará el uso de transportes altamente contaminantes por buena parte del Área Metropolitana de Barcelona. Conscientes de la necesidad de reducir la huella de carbono, entendemos que medidas como ésta sean necesarias para conseguir detener el efecto aplastamiento así como la degradación del medio ambiente.
 
Desde la construcción, en todo caso, no dejamos de sorprendernos como se acostumbra a rehuir la necesidad de impulsar normativas con tanto impacto en el sector de la construcción como se está haciendo con los coches. Los inmuebles representan un 26% del consumo de energía en Cataluña y un 10,6% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero se ha hecho poco para mejorar estas cifras, especialmente en los edificios construidos antes de 1980, cuando la normativa constructiva era más permisiva. Estos inmuebles representan un 80% del parque.
 
El artículo comenta como se sabe que la mayor parte de los edificios que hay son de clase D, E, F y G. Este certificado clasifica los inmuebles según su eficiencia energética: la letra A corresponde a los que lo son más, y la G , a los que menos. Se calcula que una vivienda de clase A es un 90% más eficiente energéticamente que uno con clasificación G. Traducido en kilovatios, los primeras gastan 56 kilovatios / hora por metro cuadrado, y los segundos, 516 kilovatios.
 
Por todo ello, esperamos que esta década sea por fin la de la consolidación de políticas y normativas que se tomen mucho más en serio la huella medioambiental de los edificios. Hay que rehabilitar, y mucho, para conseguir que tengamos edificios sostenibles y que no contaminen tanto. Recordemos una vez más: los inmuebles representan un 26% del consumo energético en Cataluña. Durante los próximos años se convertirá vital consolidar un nuevo modelo urbanístico para disminuir este enorme impacto de un parque de edificios envejecido y anacrónico.
 
 
 

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