resumen

La CFRP es una buena solución para resolver problemas de refuerzo estructural que, con un buen diseño y aplicación, deviene rentable.
 
Normalmente y para simplificar se usan las siglas de las palabras inglesas correspondientes a Fiber Reinforced Polymer. De estas fibras hay de tres tipos, de cristal (Glass), de aramida (Aramide) o de carbono (Carbon). Según el tipo de que se trate, se añade la letra correspondiente en frente de frp. En nuestro caso, nos centraremos en los refuerzos hechos con CFRP.
 
La GFRP normalmente se presenta en tejidos y mallas, y la afrp en placas y tejidos: es la que se utiliza por ejemplo para los chalecos antiimpacto o antibala.
 
Lo primero que salta a la vista es la facilidad de ejecución de este tipo de refuerzos que normalmente no requieren nada más que la preparación adecuada del soporte (neto, cepillado, liso, llano, bien seco), la descarga al máximo de el elemento estructural y su superficie tributaria para que la deformación en el momento de hacer el refuerzo sea la mínima posible, lo que luego ayudará la entrada en carga de la fibra optimizando su eficacia. Por ello, antes de proceder a hacer el refuerzo, hay que tender a que la estructura sólo se soporte ella misma y el mínimo de cargas muertas posibles.
 
Para las operaciones necesarias, normalmente con muy pocos elementos auxiliares basta: andamios o plataformas elevadoras, etc. Sobre todo al caso de la edificación. En cuanto a la obra civil tipo puentes y presas, a veces estos elementos auxiliares pueden requerir una complejidad notable.
 
(Artículo publicado con autoritzación del Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d’Edificació de Barcelona y del autor).
 

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