resumen
El hormigón armado se convirtió en el material más empleado en la restauración de edificios históricos en la Europa del siglo XX. Sus principales usos en este ámbito surgieron en Francia e Italia, a principios de siglo. A partir de los años cincuenta se generalizó esta técnica de restauración en el resto de Europa y después de los años setenta, en América y Asia. La confianza excesiva en el hormigón, la ausencia de una teoría específica sobre su uso, y la falta de estudio previo provocaron unos efectos negativos sobre los edificios en que se actuó. A continuación se analizan las razones de cómo y por qué el hormigón armado se vuelve tan importante en la restauración patrimonial en este periodo, así como sus efectos negativos sobre los edificios, ya que, desafortunadamente, la durabilidad de estas intervenciones no fue la esperada, iniciándose partir de la década de los ochenta un rápido proceso de deterioro en las obras intervenidas con hormigón armado.
Sobre la durabilidad del hormigón destacaron tres tipos de patologías: la incompatibilidad fisicoquímica y la mecánica. Los daños fisicoquímicos estuvieron representados por: porosidad, erosión entre materiales por el hielo-deshielo, condensación debido a la barrera de vapor que el hormigón causó, oxidación del hierro, carbonatación del hormigón, sales solubles por el cemento portland, ataque de los materiales tradicionales por la presencia de sulfatos y silicatos, y reacción árido-álcalis. Las incompatibilidades mecánicas fueron: fisuras, grietas y retracciones por la diferencia de rigidez.