resumen
La lona de Mariscal, la que reproducía la fachada según el trazo del célebre diseñador e ilustrador, ha desaparecido. Que se retire un elemento como este solo puede significar una cosa: la obra se acerca a su fin. La Rotonda, uno de los edificios más simbólicos de Sant Gervasi, iniciará una nueva vida, la enésima, en octubre, cuando está previsto que termine la reforma impulsada por el propietario, Núñez y Navarro. Albergará oficinas con los bajos reservados a la restauración y el comercio.
La prensa ha podido entrar este jueves en la finca para comprobar el estado de los trabajos, que arrancaron a principios de esta década -en julio del 2011 se avistaron los primeros operarios- no sin antes superar todo tipo de obstáculos. Según la empresa constructora, todo estará listo a finales de septiembre, pero todavía no se ha empezado, o eso aseguran, a comercializar los metros cuadrados, tanto los destinados a despachos como lo que se ofrecerá a nivel de calle.
Nació como residencia en la primera década del siglo XX, un sueño del farmacéutico Salvador Andreu, el de las pastillas, que quiso poner la guinda a la ciudad jardín de la avenida del Tibidabo. Pero pronto fue un hotel de lujo en el que, décadas después, Alfredo Krauss y su pianista, José Tordesillas, practicarían sus funciones del Liceu. También fueron habituales del lugar personajes como el actor Lex Barker y su mujer, una joven Tita Cervera. En los primeros años 70 se convirtió en hospital. Y más tarde, siniestra ironía, fue clínica de enfermos terminales. Un siglo de lujo y agonías del que el estado de la finca no quedaba al margen.