resumen
No disponemos, a estas alturas, de muchos datos para el optimismo. Y no las tendremos hasta que no nos demos cuenta de que la reactivación de la economía también depende de nosotros: tenemos que ser conscientes de nuestra fragilidad como sociedad. Debemos protegernos los unos a los otros. Debemos ser más responsables que nunca, porque si no somos capaces de detener la Covid, no podremos mantener un nivel de actividad mínimo que haga posible la continuidad de nuestras empresas. Si queremos salir de aquí será necesario que, todos juntos, mostremos una actitud más responsable y proactiva.
Esperamos los fondos de la Comunidad Europea -aseguran que dedicarán 140.000M €, para invertirlos en rehabilitacion, sostenibilidad y digitalización de la industrialización-, y los estamos esperando como si nos hubiera tocado la lotería, como si tuviéramos el futuro regalado, porque, mientras tanto, las administraciones del Estado se muestran incapaces de prepararse para rehabilitar el parque envejecido de las viviendas de nuestras ciudades. Como si los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 tan sólo fueran eslóganes para quedar bien. Como si no entendieran que, para aspirar a un mundo más sostenible, la descarbonización de nuestros núcleos urbanos es una necesidad imprescindible y acuciante.
Continuamos a la cola de Europa en el sector de la rehabilitación y no se ha hecho casi nada para apartar las barreras que, en la práctica, impiden su crecimiento: en el ámbito de las normativas municipales, en la rigidez de un CTE que ignora las limitaciones de los edificios construidos, en los trámites eternos de las licencias de obras, en la falta de financiación para las comunidades, en la fiscalidad que la castiga injustamente..., demasiadas trabas para enfrentarnos a un reto tan urgente y necesario, demasiadas trabas para tan poca voluntad práctica.
No nos damos cuenta de que, en las circunstancias actuales, estamos desaprovechando la oportunidad de hacer crecer un sector que daría mes empleo que ningún otro. Empleo para la pequeña y la mediana empresa, a los profesionales, a los autónomos..., precisamente para los que han sido más castigados por los parones de la pandemia. El sector de la rehabilitación podría tomar el relevo, durante los próximos años, del turismo, la hostelería y el comercio.