El Ministerio de Fomento anunció esta semana que presentará en breve a la Comisión Europea un plan para la rehabilitación y la eficiencia energética de edificios. Busca movilizar inversiones y su plan contempla ayudas de hasta 5.000 euros por vivienda. Trabajo no falta: 13 millones de viviendas tienen más de 30 años. Más de 83.000 están en edificios ruinosos, 1.646.319 en mal estado, y 156.208 carecen de aseo. El número de visados para reformas apenas ha aumentado entre enero y abril a escala nacional. Pero hay excepciones que auguran un giro de tendencia: En Madrid, los visados crecen un 20% en el mismo periodo y los certificados de fin de obra se duplican.
Un año después de entrar en vigor el nuevo marco legal para la vivienda, sus efectos empiezan a notarse. El Gobierno ha logrado que la rehabilitación, uno de los grandes ejes de actuación junto al alquiler, remita, aunque aún tímidamente, su caída.
Los 7.312 visados concedidos entre enero y abril para reformas en viviendas son prácticamente los mismos que los otorgados en el primer cuatrimestre de 2013. No obstante, en algunas comunidades autónomas, como Madrid, se percibe un repunte.
Promotores y comunidades de propietarios han decidido que este puede ser un buen momento para acometer las reformas, como lo demuestran esos 908 certificados de inicio de obras visados en Madrid capital entre enero y abril, por los 754 firmados en el mismo periodo un año antes, un 20% más.
Y otro dato todavía más clarificador. Las obras que se inician se terminan. Algo que en los últimos años no estaba sucediendo. Las 1.279 viviendas reformadas que, entre enero y abril, han recibido el certificado de fin de obra son prácticamente el doble de las que lo recibieron en 2013, siendo muy parejo el número de obras iniciadas en ambos periodos.
Son datos que van en la línea de lo que vienen reiterando desde hace un año los responsables de Fomento, con la ministra Ana Pastor a la cabeza. Los que deben posibilitar que cambie en materia de vivienda el referente que se ha mantenido hasta ahora. Y dejar de pensar únicamente en la construcción de nuevas promociones para, en su lugar, destinar el dinero público a fomentar el alquiler y a rehabilitar como medida de generación de actividad y empleo.