La obra de Nàpols 216 ha terminado con éxito a pesar de la dificultad inicial que planteaba un defecto constructivo del mismo edificio: en todos los pisos del edificio una de las esquinas de los balcones sufría una flecha (caída) de 7 cm y la otra esquina estaba 7 cm más arriba.

Esta problemática de ángulos rectos imposibles se ha resuelto adaptando toda la subestructura y las placas de Composite. Además, agravaba la situación la sinuosidad de los niveles de los muretes preexistentes y reparados y por ello ha sido necesario adaptar la fachada ventilada a un preexistente sin paralelas ni niveles. Esto se ha conseguido creando un traje a medida, colocando cada placa de un tamaño diferente, buscando un efecto final de perspectiva estéticamente correcta.

Un trabajo exigente que requería una estrecha coordinación entre el Jefe de Obra y todos los equipos implicados: fabricantes, distribuidores, manipuladores, operarios, pintores y cerrajeros. Gran compromiso y complicación en una obra aparentemente sencilla.

El resultado de la obra es de gran calidad estética y equilibrio de conjunto.

 
 

 

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